La Fotografía de El Exorcista II La continuación de la película original de William Friedkin fue la única colaboración entre el director inglés John Boorman y el director de fotografía norteamericano William A. Fraker [ASC]. Considerada unánimemente un fracaso, El Exorcista II es sin embargo un verdadero delirio a nivel visual desde su propia concepción. El diseño de producción de Richard MacDonald propone a los cineastas múltiples juegos de reflejos en espejos y cristales, así como una espléndida recreación en interiores de estudio de un desierto africano, en donde el padre Merrin de la primera película inicia sus contactos con Satanás. Fraker saca un gran partido de las escenas en el hospital y de las luces de la máquina de sincronización, pero especialmente se muestra como un coloso en las escenas desérticas –que causaron innumerables problemas durante la filmación– consiguiendo un ambiente atractivo visualmente a la vez que irreal, como requería la historia. Asimismo, las escenas finales muestran su habilidad con la luz estroboscópica (cfr. Buscando al Sr. Goodbar), con los efectos especiales mecánicos (cfr. 1941) y una cuidada recreación también en estudio de la casa y la calle de la película original. Se trata en definitiva de una gran fotografía, con cientos de matices, propia de una película que, aún fallida en su conjunto, muestra su gran presupuesto y el talento visual de los cineastas que la llevaron a la pantalla. Efectos visuales de Albert Whitlock y efectos ópticos de Frank Van der Veer [ASC]. Geoffrey Unsworth [BSC] y Peter MacDonald [BSC] aparecen en los agradecimientos. Nacho Aguilar, © zonadvd, 2005 |