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Juzo Itami: Japonés, Contemporáneo y Desconocido
Que el cine asiático está actualmente de moda no es una novedad. Quizás se deba a que muchos se han subido al carro que sigue el camino abierto por éxitos internacionales como Tigre y Dragón de Ang Lee o Hero de Zhang Yimou, o quizás se deba a la existencia de un más o menos amplio sector de público que busca y demanda un tipo de cine distinto del que ofrecen las producciones occidentales actuales.
En cualquier caso, lo cierto es que incluso producciones al margen de las artes marciales se han hecho un hueco en (pocas, eso sí) salas españolas. Además, gracias al DVD, varias distribuidoras se han decidido a dar a conocer algunas muestras de este cine, con clásicos de reconocidos directores japoneses como Akira Kurosawa, Yasuhiro Ozu, Kenji Mizoguchi o Mikio Naruse, pasando por el recientemente fallecido Kinji Fukasaku y llegando hasta un icono del cine nipón actual como es Takeshi Kitano.
Sin embargo, existen aún muchos autores por descubrir y muchas joyas ocultas que ver editadas. Y hasta que alguna distribuidora se decida a lanzar por estos lares estas obras más desconocidas, lo mínimo que se puede hacer es divulgar lo que se sepa para ver si así se logra captar el interés.
Si se le pide a cualquier aficionado medio al cine nipón (que no al espectador de calle, obvia decirlo) que cite a varios directores japoneses de los últimos años, seguro que la mayoría incluirá entre sus respuestas a Takashi Miike, Shohei Imamura o a los citados Takeshi Kitano y Kinji Fukasaku. Sin embargo, seguro que muy pocos, por no decir ninguno, nombrará a Juzo Itami. Y es que muy pocas páginas se le han dedicado a este autor que ha creado algunas de las mejores obras del cine en el país del sol naciente de los últimos veinte años. Y si Juzo Itami es desconocido en este país no lo es sin motivos, pues la difusión que de su obra se ha hecho por estas tierras es prácticamente nula.
Sirvan estas líneas de modesto tributo a la obra de este autor, para desgracia de todos los amantes al buen cine, tristemente desaparecido, a la vez que esperamos que sean también motivo de interés por conocer más de su persona y, sobre todo, de su cine.
Juzo Itami: La Persona
Hablar de Juzo Itami es hablar, ante todo, de una personalidad digna de aparecer en cualquiera de sus películas. Su vida, con el permiso del posiblemente indiscutible rey en estas lides, maese Kitano, se encuentra tan colmada de anécdotas, a cuál más inverosímil, como para llenar una cinta tan surrealista como las que él mismo firmara.
Nacido el 15 de mayo de 1933 en Kyoto como Yoshihiro Ikeuchi, era hijo de Mansaku Itami, director de celebradas películas de samurais y de época anteriores a la Segunda Guerra Mundial en las que dejaba entrever un humor satírico que más tarde acabaría heredando su hijo. Antes de seguir los pasos de su padre en el mundo del cine, Juzo anduvo dedicándose a diversas labores tan alejadas del mundo del celuloide como pudieran ser, entre otras varias, las de ensayista, diseñador comercial, editor de una revista o la más increíble aún de boxeador, llegando más adelante incluso a intervenir como reportero de televisión, bajo la opinión de que su padre había establecido el listón demasiado alto y de que él no sería digno sucesor de su obra.
No fue hasta la muerte de su padre, y después de haber criado ya a dos hijos, cuando realizó su debut como actor en 1960 a los 27 años en la película japonesa Nise Daigakusei (A False Student). A continuación trabajó en más de una veintena de películas tanto en su país de origen como en los Estados Unidos, siendo quizá su intervención más internacionalmente conocida la de Coronel Shiba en 55 Días en Pekín.