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Veintitrés años después de que DC Comics publicara el comic Watchmen en forma de serie limitada de 12 números llega a la gran pantalla la esperada adaptación cinematográfica de uno de los cómics más influyentes de la historia.
En este artículo se hace una crítica sobre la película intentando no desvelar partes significativas de la misma aunque como se habla entre otras cosas de las diferencias con la novela hay que contar algunos datos del film. En cualquier caso se habla de modo genérico y sin revelar hechos fundamentales. Quienes no quieran tener la menor información es mejor que no sigan leyendo.
Watchmen está ambientado en los Estados Unidos en un mundo similar al nuestro pero en el que durante los años 40 aparecieron vigilantes enmascarados para combatir el crimen. Veinte años después les sucede una nueva generación de héroes enmascarados que en 1985 están retirados o en la clandestinidad tras su ilegalización. La amenaza nuclear por la imparable carrera armamentística de la Guerra Fría contra la URSS está en su punto álgido cuando uno de los antiguos héroes es asesinado.
El mundo del cómic arrastra el tópico de ser algo infantil y un mero entretenimiento de usar y tirar. Pese a que en ocasiones resulta ser verdad, de vez en cuando aparecen obras maestras como Watchmen con una intensidad, riqueza, simbolismo y profundidad reservados habitualmente para las mejores obras de la literatura convencional. Más allá de la calidad visual del arte de Dave Gibbons, el gran avance que supuso esta novela gráfica radica en el argumento adulto de Alan Moore en el que se trata con un inusitado tratamiento realista del mundo superheroico y las consecuencias de sus actos en la sociedad. La revista Time incluyó Watchmen en 1995 en la lista de las 100 mejores novelas desde 1923 hasta el presente, lo cual da una idea de la calidad de la obra de Moore.
El proyecto de llevar al cine esta ucronía no era nuevo y es que por él habían pasado a lo largo de los años posibles directores como Terry Gilliam, Darren Aronofsky o Paul Greengrass y productoras como 20th Century Fox, Warner o Paramount. El elevado presupuesto necesario y, sobre todo, la extrema dificultad de plasmar con una mínima calidad el universo tan magistralmente creado por Alan Moore hacían muy difícil que algún día se diera luz verde.
Warner fue quien finalmente puso 130 millones de dólares en manos del director Zack Snyder en su tercera película tras los éxitos de Amanecer de los Muertos y especialmente de 300, adaptación del cómic homónimo de Frank Miller. Snyder ha hecho una película con una duración en los cines de 163 minutos, aunque en las próximas ediciones en DVD se podrá ver el corte del director de 3 horas e incluso una versión de cuatro horas en la que se supone que estará casi todo lo que puede encontrarse en el cómic -incluido Relatos del Navío Negro, una historia de piratas en animación que es un cómic dentro del cómic en el original-.
La titánica tarea de condensar 312 páginas de viñetas más 45 páginas de textos complementarios con dos historias en épocas diferentes, un relato de piratas a modo de alegoría, una amplia galería de personajes y varias subtramas paralelas que funciona en el cómic como una pieza de relojería en una película que funcione es una tarea que muchos, incluido su creador, consideran imposible. A falta de ver cómo encajan los futuros añadidos del DVD, Zack Snyder -con un guión de David Hayter revisado por Alex Tse- intenta lograr captar la esencia del cómic pero hace ciertas concesiones de cara al gran público que terminan por empañar el resultado final que aunque estimable deviene en irregular. La adaptación queda así como una película interesante y diferente con un respeto al original mayor del habitual en adaptaciones al cómic y que probablemente termine ganando con el tiempo, pero a la que le falta el alma del cómic y aquello que lo hace mágico.
Una de las libertades que se han tomando en la película es el notable aumento de la espectacularidad en las escenas de acción intentando evitar que el público, más acostumbrados a productos superheroicos de acción al uso, se pueda aburrir. También se ha simplificado el final y se han recortado algunos personajes secundarios y situaciones que enriquecían la trama pero que sin duda la alargaban en exceso. Pero quizás el mayor cambio que hay radica en el hecho de que ahora los héroes realmente tienen poderes (no se habla de ello explícitamente, pero las luchas lo dejan claro), mientras que en el cómic el único con verdaderos poderes metahumanos es el Doctor Manhattan cuya capital importancia queda algo reducida en el film respecto al cómic. Éste es un cambio muy significativo y una clara concesión al espectáculo pero que aleja al film del tinte de realismo que desprende la obra de Moore. Aspectos como la máscara caricaturesca del presidente Nixon también contribuye a un alejamiento de la realidad que en otros elementos sí se consigue.
El aspecto visual de la película sigue en parte al cómic e incluso Snyder, como ya hiciera en 300, llega en algunos planos a calcar viñetas dibujadas por Gibbons. No es tan exagerada esta mimetización como en su adaptación de 300 en parte porque aquélla se basaba más en la impactante imaginería visual de Frank Miller y en ésta tiene más importancia el aspecto narrativo.
Para un espectador que no haya leído el cómic la película se hace demasiado larga (163 minutos), con demasiados tiempos muertos y demasiadas explicaciones con relativamente poca acción. El posible desencanto de estos espectadores sin duda se puede deber a que en la campaña publicitaria de Warner se vende la película la película definitiva de acción de superhéroes, algo que es ni aspira a ser. La abundancia de personajes, los cambios de época y las numerosas capas narrativas que tiene Watchmen, más apreciables en el cómic que en el cine, harán también que muchos espectadores se encuentren perdidos en ocasiones. Asimismo, hay elementos que en el lenguaje del cómic funcionan perfectamente, pero que en la gran pantalla se pueden llegar a atragantar como el fundamental componente metafísico y suprahumano del Doctor Manhattan.
Pese a ello la película tiene momentos brillantes, aunque aparecen mezclados con algunos de vergüenza ajena como la escena de amor con música de Leonard Cohen pésimamente rodada.
No resulta un film aburrido si se conoce el cómic, pero va de más a menos y en su segunda mitad decae un tanto comparado con una más que solvente primera hora y media. Algo que se agradece es que abundan los pequeños detalles, una de las características fundamentales del cómic y que sólo quienes lo conozcan podrán apreciar en toda su magnitud. Pero, como ya se ha explicado, el resultado final no llega a los niveles de excelencia deseados.
La estructura narrativa saltando en el tiempo y desarrollando la historia en dos líneas temporales distintas se repite en la película, aunque se presta poca atención a los vigilantes de los años 40 para centrarse más en sus sucesores. De hecho, buena parte de lo que sabemos de aquélla época se nos narra en una brillante secuencia con la música de Bob Dylan (The times they are a'changin) durante los títulos de crédito.
El reparto, sin grandes nombres que encarezcan el presupuesto, resulta en general adecuado con unos excelentes Jackie Earle Haley como Rorschach y Jeffrey Dean Morgan como el Comediante (con un parecido más que razonable con Robert Downey Jr.), aunque en el lado negativo Matthew Goode no resulta tan convincente como Ozymandias.
La música elegida (Bob Dylan, Leonard Cohen, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Simon & Garfunkel, Nena, Tears for fears, My Chemical Romance y Philip Glass) en ocasiones es un tanto desconcertante, aunque en momentos como durante los títulos de crédito resulta de lo más acertado y, no en vano, la acción se desarrolla en 1985, de ahí que se escuchen algunos grupos de esa época.
Como con otras adaptaciones de obras suyas, Alan Moore se ha desentendido completamente de la adaptación de su obra y se ha negado a aparecer siquiera en los créditos. Sólo hay que recordar el lamentable tratamiento que le dieron a su excelente La Liga de los Caballeros Extraordinarios o la simplona adaptación de Desde el Infierno para entender los motivos del odio que el genio inglés tiene al mundo del cine en lo que respecta a su obra. Moore ha declarado públicamente en repetidas ocasiones que Watchmen es infilmable y que debe leerse tal como se concibió.
Estamos ante una buena película de superhéroes enfocada a un público adulto y una adaptación del cómic correcta, aunque se desperdicia gran parte del potencial de la novela gráfica y es que como apuntan muchas voces autorizadas quizás no sea posible llevar a la gran pantalla la novela gráfica. Posiblemente una miniserie de 12 capítulos hubiera estado más cerca de conseguirlo.
Paco Bruña, © zonadvd 2009