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Len Wiseman y su director de fotografía Simon Duggan [ACS] (el mismo equipo de Underworld: Evolution) suceden en sus respectivos oficios a John McTiernan (primera y tercera parte) y Renny Harlin (segunda), así como a los directores de fotografía Jan de Bont, Oliver Wood y Peter Menzies. Las tres entregas anteriores no eran especialmente brillantes en este apartado, pero destacaban sobre todo por el uso del formato panorámico anamórfico. Fue De Bont el que más partido logró sacar del mismo con el uso de los destellos causados por las fuentes de luz sobre el objetivo, que se convirtieron durante años en uno de los efectos más imitados en el cine de acción.
Las dos películas de McTiernan, por otro lado, poseían una puesta en escena muy directa, con movimientos de cámara y composiciones elaboradas, mientras que la de Harlin buscaba una mayor estilización e inspiración publicitaria, como marcaban las tendencias de la época.
A nivel narrativo, con esta cuarta película se confirma el mayor radio de acción de cada nueva aventura de McClane: en la primera fue el interior de un rascacielos, en la segunda un aeropuerto, en la tercera la ciudad de Nueva York y ahora son ya varias ciudades de la costa este de EEUU. En cuanto a la imagen, La Jungla 4.0 se apunta a las tendencias actuales, por lo que abandona el formato anamórfico y lo sustituye por el Super 35 procesado mediante Digital Intermediate. El tratamiento de la imagen parece más inspirado en el realismo impregnado por Paul Greengrass a El Mito de Bourne (2004) y La Supremacía de Bourne (2007) –ambas fotografiadas, curiosamente, por Oliver Wood- que en las películas que la anteceden. Ahora, las imágenes tienen un alto contraste y a Duggan no parece importarle que el revelado forzado provoque la aparición de grano en un gran número de secuencias.
Para aumentar esa sensación de realismo, gran parte de los exteriores simulan estar fotografiados sin iluminación adicional (aunque no sea el caso), posiblemente con la idea de que una imagen imperfecta y menos bonita crea en el espectador una sensación de mayor proximidad. Por el contrario, prácticamente todos los interiores y escenas nocturnas de la película, aún con la misma textura granulada y manteniendo el alto contraste, poseen un aspecto que pretende ser mucho más estilizado. Para ello, los cineastas crean un aspecto azul-verdoso de inspiración tecnológica, empleando mezclas de fluorescentes y unidades de luz HMI filtradas en verde.
Al contrario que sucede con Greengrass, en La Jungla 4.0 los movimientos de cámara no son tan frenéticos, ya que ni se emplean tantas unidades simultáneas ni se pretende un aspecto tan improvisado como en las películas de Bourne. Pero es ahí donde se percibe que Wiseman carece de garra y talento para la puesta en escena, con un trabajo funcional que cumple su cometido pero carente de personalidad. A su vez, la fotografía de Duggan también resulta anónima y sin interés. Los exteriores parecen demasiado descuidados, las imágenes nunca llegan a tener la proximidad pretendida y tienen un aspecto y texturas demasiado sucias. Y los interiores y escenas nocturnas son monótonos y pretenden ser demasiado estilizados en contraposición a las escenas diurnas, por lo que no encajan bien con las mismas.
El aspecto de negativo forzado, con los negros y la nitidez aumentadas artificialmente en el Digital Intermediate, hace que la imagen adquiera un aspecto digital que tampoco permite que las tonalidades nocturnas resulten atractivas. Y finalmente, el evidente uso de pantallas verdes para algunas secuencias dentro de vehículos en movimiento no contribuye a mejorar la situación.
Los resultados, por tanto, son mediocres en el mejor de los casos, puesto que la película no logra imponer un estilo de imagen de principio a fin, quedándose en diferentes aspectos que nunca consiguen sus fines ni están demasiado bien ejecutados.
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por Nacho Aguilar , © zonadvd 2007