![]() |
|
Segunda de las dos películas aparecidas como consecuencia de la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento de América (el otro film fue Cristobal Colón, el descubrimiento, de John Glen) y segundo y último trabajo de Adrian Biddle [BSC] para Ridley Scott, que narra la historia del descubrimiento centrándose en su artífice. Utilizando localizaciones en España (Cáceres y su provincia, Sevilla, Salamanca) y Costa Rica, Scott produce sus típicas imágenes de elevada sofisticación visual.
Los interiores –por ejemplo en la catedral de Sevilla o el Alcázar- utilizan con frecuencia una única fuente lateral y abundante humo para reducir el alto contraste, iluminando así parcialmente los rostros y los decorados, mientras que en los exteriores se utiliza frecuentemente el contraluz y en la segunda parte de la película –en la que la situación en el Nuevo Mundo se complica- las imágenes son más crudas y aún más constrastadas, con los rostros frecuentemente en el límite de la penumbra. Pese a usar por lo tanto el mismo concepto que en gran parte de su filmografía, este trabajo no resulta tan acertado por su caótica puesta en escena, que no se ve beneficiada en absoluto por la agobiante presencia de teleobjetivos, que provocan incesantes primeros planos o planos cerrados que impiden no solo ver los decorados o localizaciones sino también algo tan simple como situar especialmente a los personajes. El uso de zooms en ocasiones resulta arbitrario e incluso reiterativo –puede que 1492 contenga el récord de trombone-shots de la historia del cine- pero sobre todo resulta exacerbante el esteticismo del conjunto, con una continua borrachera de filtros graduados para oscurecer los cielos e incluso tremendas cantidades de humo sin la menor motivación en los exteriores selváticos.
Lo más destacable, pese a todo, son las escenas que simulan estar iluminadas por fuego, especialmente velas, que resultan muy creíbles pese a las dificultades técnicas que entrañan en formato panorámico anamórfico al requerir grandes aberturas de diafragma. En una película en la que cada elemento parece querer hacer la guerra por su cuenta -especialmente la banda sonora- al carecer de un hilo conductor que sirva de motivación, la fotografía parece buscar únicamente impresionar al espectador mediante un continuo bombardeo de imágenes preciosistas, cayendo en el error de no adaptarse o no encontrar su justificación en la propia historia que están visualizando. Con todo, Biddle obtuvo una nominación al premio de la British Society of Cinematographers.
|
||
|
||
por Nacho Aguilar , © zonadvd 2006