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El segundo trabajo del director de fotografía italiano Vittorio Storaro [AIC, ASC] junto a Francis Ford Coppola (después del éxito de Apocalypse Now) fue este curioso film romántico-musical acerca de una pareja que rompe durante la celebración de su aniversario; ella comienza a coquetear con un curioso cantante-camarero y él con una chica del circo, por lo que la acción radica en ver si al final continuarán juntos o preferirán a sus nuevos compañeros.
Alejándose a más no poder de las localizaciones reales en las que los cineastas rodaron su anterior colaboración conjunta, Corazonada destaca a nivel visual por estar rodada íntegramente en el interior del estudio Zoetrope de Coppola pese a trasncurrir la historia que narra en la ciudad de Las Vegas. Para ello fue necesario un increíble esfuerzo de producción y la puesta a disposición de todo el talento del diseñador de producción Dean Tavoularis (El Padrino, Apocalypse Now), que recrea la famosa ciudad mediante una mezcla de decorados a escala real (cuando los personajes transitan por las calles) y decorados en miniatura que hacen uso de la perspectiva forzada (las edificaciones que aparecen en los fondos).
Por todo ello, Storaro ha de realizar un trabajo de iluminación partiendo de la nada, sin una luz natural que complementar o utilizar en su propio beneficio. Pero es que el aproximamiento que lleva a cabo no sólo no es naturalista, sino que el operador italiano se decide por un planteamiento absolutamente teatral y recargado, representado con variadas tonalidades de color y miles de luces de neón en las calles de la ciudad (¡que pese a ello, es el aspecto real de la ciudad!). Sin embargo, no es esta recreación la que hace que su fotografía sea de lo más interesante (aunque ya de por sí contiene grandes valores), sino que precisamente es en Corazonada donde Vittorio Storaro da rienda suelta a sus teorías sobre el impacto emocional de los colores sobre el espectador y utiliza los mismos (bien aislados o mezclados entre sí) para iluminar las estancias o los rostros de los actores mientras los personajes que encarnan se alegran, sueñan o sufren conforme avanza la historia.
Pero no sólo eso, sino que además se permite el lujo de recrear en estudio de manera absolutamente brillante efectos lumínicos tales como amaneceres, anocheceres y especialmente atardeceres, creando una obra extremadamente rica que muestra su extraordinario talento en estado puro. Lamentablemente, toda la libertad de la que disfrutaban los cineastas amparados por Zoetrope se rompió tras este film, cuyo fracaso en taquilla fue estrepitoso e impidió que recuperara la fortísima suma de 26 millones de dólares que Coppola había invertido en él. Como curiosidad, cabe reseñar que las imágenes están compuestas para ser exhibidas en una relación de aspecto clásica de 1.37:1.
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por Nacho Aguilar , © zonadvd 2006