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Segundo de los seis trabajos de David Watkin [BSC] junto a Tony Richardson, centrado en la recreación de los preparativos y la posterior batalla de Sebastopol durante la guerra de Crimea de 1855. La Última Carga fue la primera película de gran presupuesto fotografiada por Watkin, que aquí se enfrentaba a un importante trabajo de recreación de época que suponía todo un desafío dada su procedencia del mundo del documental.
Asimismo trata de uno de los escasos films de Watkin rodados en el formato 35mm anamórfico, pese a lo cual el director de fotografía hace uso de escasísima luz en todos los interiores y generalmente justifica su procedencia (añadiendo luz rebotada como relleno), logrando un aspecto muy natural y modernísimo para la época. Sin embargo, ello está logrado a base de rodar a máxima abertura (T/2.8 ó T/2.3, como mucho), lo que produce una profundidad de campo prácticamente inexistente y sobre todo tremendas aberraciones ópticas en los segundos planos desenfocados; los tipicos óvalos que se forman sobre los puntos de luz, distorsiones en los laterales de la pantalla debido a la inconsistente compresión de los objetivos y pérdida de definición en la parte superior e inferior del encuadre, dando lugar en ocasiones a una falsa sensación de desenfoque.
Por ello, no es extraño que Watkin considerase al formato anamórfico "una catástrofe óptica" y tratase de evitarlo durante toda su carrera, dado que dichos artefactos no eran de su gusto. La fotografía de exteriores es igual de arriesgada aunque resulta menos interesante; también está realizada prácticamente a máxima abertura de diafragma pese a las buenas condiciones lumínicas para mantener un aspecto coherente con los interiores, pero sobre todo destaca por la práctica total ausencia de luces de relleno, lo que en ocasiones provoca que los rostros de los actores queden subexpuestos debido al constante uso del contraluz.
Un trabajo notable en su conjunto pese al uso extremo del formato, aunque ocasionalmente los tremendos riesgos asumidos por Watkin produzcan imágenes demasiado oscuras y totalmente en contra de lo entendido en aquel momento como una buena fotografía de época para una película de alto presupuesto. Secuencias animadas a cargo de Richard Williams y fotografía de segunda unidad a cargo de otro director de fotografía (de exitoso futuro) cuyos orígenes estaban en el mundo del documental: Peter Suschitzky [BSC].
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por Nacho Aguilar , © zonadvd 2006