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Quinto film sobre el famoso superhéroe del planeta Krypton que propone una revisión del personaje y su universo dieciocho años después de la última entrega. Con un argumento similar al planteado en 1978 en el primer film de la saga dirigido por Richard Donner y con fotografía de Geoffrey Unsworth [BSC], es toda la reminiscencia que queda de las películas protagonizadas por Christopher Reeve, ya que absolutamente todo el reparto y los emplazamientos son completamente diferentes en esta versión.
Como principal elemento diferenciador e incluso como símbolo del progreso cinematográfico y los cambios acaecidos desde Superman IV, el nuevo film ha sido rodado con la cámara digital Génesis de Panavisión. Este nuevo sistema consigue una profundidad de campo idéntica a la del formato 35mm, así como una resolución superior a la de anteriores formatos digitales (Sony CineAlta o Viper de Thomson) y en un rodaje con multitud de efectos visuales generados por ordenador elimina la necesidad de escanear el celuloide para su posterior procesado informático.
Precisamente el elemento visual más destacable de esta nueva entrega con respecto a las anteriores –que hacían uso de técnicas fotográficas y ópticas para crear los efectos- es la mayor preponderancia de los efectos visuales, con más de 1.400 planos que repartidos por todo el metraje y que suponen un porcentaje muy importante del total del film. El trabajo de Sigel se ve por ello tremendamente perjudicado porque, como es habitual, gran parte de las secuencias, transcurran en exteriores diurnos o no, están rodadas íntegramente en estudio ante pantallas de croma para la sustitución de los fondos en post-producción. Esto crea no sólo efectos visuales demasiado evidentes en multitud de circunstancias, sino un efecto de gran irrealidad al percibirse el rodaje en interiores de estudio con luz artificial en lugar de un trabajo en localizaciones o exteriores reales a la antigua usanza.
De este modo, la fotografía de Sigel no puede siquiera compararse con el épico trabajo de Unsworth en Smallville para el film de Donner (el entierro de Jonathan Kent o la despedida de Clark) o la atmosférica recreación de Krypton y la fortaleza de Superman, sustituida aquí por un decorado cuya oscuridad no puede esconder la pobreza del diseño de producción.
Por otro lado, las imágenes digitales de la cámara Génesis producen una textura diferente a la del celuloide, con un grano mucho menor pero también con una excesiva falta de nitidez y un contraste escaso, produciendo negros poco densos y colores poco saturados que rara vez logran obtener imágenes con fuerza e interés por la suavidad de la iluminación de Sigel, más preocupado en obtener honrosos primeros planos que en crear efectos narrativos mediante la luz. Si a ello se le añaden tonos de piel completamente irreales y de apariencia digital, el resultado es una fotografía mediocre que raramente logra imágenes atractivas y en la que Sigel únicamente trata de sobrevivir sin complicaciones entre efectos digitales, demostrando una vez más hasta qué punto éstos pueden jugar en contra de una narración y de la credibilidad de la puesta en escena de una película.
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por Nacho Aguilar , © zonadvd 2006