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Adaptación de una novela de John Farris, acerca un agente gubernamental cuyo hijo es raptado por uno de sus antiguos colegas debido a sus increíbles poderes telepáticos. Rodada por De Palma a la estela del éxito que obtuvo con Carrie (1976, fot: Mario Tosi), La Furia fue su primera película rodada para uno de los grandes estudios (Twentieth Century-Fox) y su única colaboración con el versátil director de fotografía Richard H. Kline [ASC].
Desde el punto de vista visual, el aspecto de la película es muy característico del cine de los años 70. Por un lado, cuenta con un abundante rodaje en localizaciones en las que los cineastas ruedan prácticamente con la luz disponible, utilizando objetivos a máxima abertura (escenas nocturnas) y sobre todo zooms, de forma que obtienen un aspecto enérgico y realista acorde con la oscura temática del film. Asimismo, en numerosas ocasiones Kline rueda sus interiores con niveles de iluminación muy bajos y revelado forzado, de forma que las fuentes presentes en pantalla tienen una presencia intensa y se mantiene un alto contraste entre zonas de luz y sombra. Y en otras, por el contrario, utiliza luz dura sobre los actores con una ligera subexposición con respecto a la luz principal, de forma que su presencia resulta menos perceptible y colabora a mantener un aspecto oscuro y de alto contraste.
Sin embargo, fiel a su estilo híbrido como operador, en secuencias aisladas Kline emplea niveles muy superiores y un contraste mucho más reducido, volviendo a un estilo más parecido al de sus orígenes televisivos de los años 60 que hace que las imágenes sean infinitamente más planas y menos interesantes y arriesgadas que el grueso del film. Con todo, la presencia de De Palma tras las cámaras no pasa inadvertida, ya que el director filma con su característico estilo planos en los que coloca a los actores en cada extremo del encuadre y mantiene a ambos enfocados mediante lentes bifocales (split-diopters), o incluso coreografía interesantes set-pieces a cámara lenta, de forma que estos instantes terminan resultando los más interesantes de un conjunto que ni resulta demasiado ameno, verosímil o especialmente inspirado, por lo que está lejos de los mayores logros de sus autores en todos los aspectos.
Nacho Aguilar © zonadvd 2007