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La nueva entrega de la serie Bond vuelve a unir una vez más al director y al director de fotografía de Goldeneye, con diferencia la película mejor rodada de la serie desde que Pierce Brosnan asumió el papel principal en la misma. Al igual que con aquélla, que venía de un largo lapso de seis años que había puesto seriamente en peligro la franquicia, a Martin Campbell y a Phil Méheux les corresponde la misión de introducir a un nuevo actor (Daniel Craig) en la piel del personaje principal y realizar un nuevo cambio de rumbo hacia un estilo más maduro y serio que el de las últimas entregas protagonizadas por Brosnan.
Por ello, los cineastas adoptan desde el comienzo un estilo mucho más clásico, rechazando en gran medida los efectos visuales digitales e incluso fotografían la escena de apertura en blanco y negro con insertos de un grano y constraste exagerados- para mostrar los orígenes de Bond como agente 007, motivo en torno al cual gira parte del argumento del film.
Pero si este nuevo estilo se aprecia enormemente en la elección de objetivos y el trabajo de cámara (predominando los grandes angulares, tomas amplias y lujosas grúas para los planos de situación en cada escena), Méheux efectúa una iluminación que aúna las virtudes del cine clásico y la vistosidad que se requiere en un entretenimiento de este calibre. De este modo, la mayor parte de los interiores de Casino Royale emplean altos niveles de iluminación y por ello logran una abundante profundidad de campo que evoca a los títulos de los años sesenta.
Pero además, el empleo de luces duras como fuente principal de iluminación y su enriquecimiento mediante suaves contraluces, luces de contorno o luces de ojos logra un inmejorable aspecto de los actores (el propio Craig y especialmente Eva Green, a la que Méheux regala algunos primeros planos sencillamente deslumbrantes) y hace que el conjunto tenga un aspecto tremendamente elaborado y que a ratos resulta inmejorable. Asimismo, mediante una cuidada elección de los momentos adecuados del día, Méheux logra un gran aspecto de las localizaciones en la República Checa, las islas Bahamas e Italia, que resultan tremendamente vistosas con sus colores saturados y cálido aspecto.
Dada la aproximación adoptada por el operador británico, no resulta extraño y tampoco criticable (por su coherencia con el planteamiento descrito) la presencia de una abundante luz de relleno sobre los actores en dichos exteriores, aunque este aspecto le separe una vez más de cualquier moda imperante en la cinematografía actual. Sin embargo, Méheux sí se pliega a éstas con la elección del formato Super 35, por lo que Casino Royale abandona el formato 35mm anamórfico que habían empleado para el Scope todas las entregas anteriores de la serie.
Sin embargo, aunque el Digital Intermediate (2K) de Framestore CFC es excelente y proporciona una excelente nitidez y mantiene una paleta de color natural y atractiva, algunos planos aislados muestran un grano muy visible sin aparente razón. Pero aún con estos problemas, Bond obtiene su mejor fotografía desde Goldeneye (lo cual no es casualidad) y un acabado de primerísima lnea que rivaliza en todos los sentidos con los mejores momentos de la serie. Segunda unidad dirigida y fotografiada por Alexander Witt. Nominada al BAFTA a la mejor fotografía.
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Nacho Aguilar , © zonadvd 2007