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Con "El Buen Pastor" Richardson no lleva a cabo ningún giro radical en su
carrera, sino que incide una vez más en un estilo en el que es un verdadero
maestro: las escenas que muestran al joven e idealista protagonista están
iluminadas de forma sumamente suave y delicada, con abundante difusión en las
fuentes de luz, filtros Black Pro-Mist (1/8) para reducir el detalle de la
imagen y crear bonitos halos, así como un frecuente contraluz y multiplicidad de
unidades de iluminación -muchas presentes en pantalla- para lograr un aspecto
óptimo de los actores, las localizaciones y una esmerada reconstrucción de
época. A medida que la historia avanza y -paralelamente- se muestran los hechos
que acontecen en 1961, Richardson ejerce una sutil gradación sobre su trabajo,
utilizando más sombras, mostrando a los personajes como siluetas, fuertes
contraluces en los exteriores nocturnos, niveles de luz más bajos con objetivos
a máxima abertura (T/1.4 o T/2) y un uso del encuadre más dramático, colocando
con mucha frecuencia al personaje principal en uno de los extremos de la
pantalla, de forma que se resalta su progresivo aislamiento y la distancia que
marca con respecto a su familia.
Al mantener inalterados a lo largo de todo el metraje elementos como la
luz suave, una paleta de color restringida aunque dominada por tonos cálidos y
su sello personal (una fuente de luz cenital fuertemente sobreexpuesta que
incide de forma puntual sobre un elemento, rebotando luz sobre los personajes
que la rodean), Richardson mantiene en todo momento un estilo unitario y muy
coherente, el cual además de proporcionar un acabado de primerísima línea,
ofrece instantes de una inspiración visual muy superior a lo que cabría esperar
de una película dirigida por un actor, de forma que se convierte en un elemento
esencial de cara a apoyar una narrativa que de otra forma estaría basada en
exclusiva en las palabras y los gestos de los actores. En consecuencia, "El Buen
Pastor" es una muestra más del talento y la capacidad visual de Richardson, que
se reafirma una vez más como el operador norteamericano más prominente de su
tiempo.
Por ello, aunque no sorprende debido al gran número de secuencias
nocturnas o con bajos niveles de iluminación, lo más decepcionante es el uso del
formato Super 35 (tres perforaciones por fotograma) en combinación con el
Digital Intermediate (2K) de Technicolor, ya que como le sucediera anteriormente
al operador en películas como "Kill Bill Vol.1" (2003), "Kill Bill Vol.2", "El
Aviador" (2004) -todas ellas también hinchadas digitalmente por Technicolor-, en
El Buen Pastor se ha aplicado nuevamente un filtro de reducción
de ruido/grano a un nivel exageradísimo. Aunque el efecto es menos perceptible
en tomas estáticas o con poco movimiento de los actores, supone una pérdida de
nitidez inaceptable que además altera notablemente tanto la textura de las
imágenes como los tonos de la piel, de forma que la sensación de falsa limpieza
de algunos instantes de la película parece fruto de un mal empleo del vídeo
digital de alta definición, a pesar de estar rodados en celuloide. Nominada al
premio de la ASC a la mejor fotografía del año 2006.
Objetivos Panavision Primos & Ultra Speed MKII. Kodak 5212 (100T), 5217
(200T) y 5218 (500T). Super 35.
Nacho Aguilar © zonadvd 2007