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Tras su exitosa colaboración en cuatro films con el italiano Dante Spinotti [AIC, ASC], “Alí” supuso la ruptura de ésta con la llegada del mexicano Emmanuel Lubezki [AMC, ASC] para ocupar el puesto de director de fotografía en un film que narra un período de diez años (1964-1974) de la vida del boxeador Cassius Clay, más conocido como Muhammad Alí, desde su primer título mundial de los pesos pesados hasta su victoria sobre Foreman en Zaire. Por otro lado, Mann también retrata la vida personal y los matrimonios del boxeador, su conversión al Islam, su relación con Malcolm X o su negativa a ser reclutado para la guerra de Vietnam en 1967, así como la permanente defensa que realizara de los Derechos civiles de los negros.
El aspecto visual del film está logrado a base de algunos de los elementos característicos del cine de su director, como el uso continuo de la cámara al hombro y de varias cámaras simultáneas en todo momento o mucho movimiento con el film de lograr un mayor dinamismo y proximidad. Por ello, siguiendo también los anteriores pasos de Spinotti en este sentido, la iluminación de Lubezki generalmente confía en las fuentes naturales de los decorados o localizaciones para crear una iluminación justificada para cada uno de los distintos ángulos de cámara, iluminando espacios en lugar de personajes. En gran parte de las secuencias interiores hace uso además de una fuerte sobreexposición (generalmente cuando la luz proviene de las ventanas o un haz de luz penetra a través de las mismas), de tal manera que crea a través de ésta el sello visual del film y además consigue captar detalle en las sombras sin utilizar luz adicional de relleno sobre los personajes.
Asismismo, aunque no existe una continuidad o evolución dramática en la luz, la textura o el color para identificar cada momento de la historia o de la vida de Alí, Lubezki emplea diversas técnicas a lo largo de la película, que van desde el retrato de cálidas imágenes en los exteriores (Alí discutiendo con su padre o su estrenamiento rodeado de gente en Zaire), luz dura y desde arriba en los combates, múltiples secuencias interiores nocturnas en las que emplea subexposición e iluminación cenital o variedades tonales fruto de rodar con fluorescentes sin corregir o con una emulsión equilibrada para luz artificial en luz diurna sin el filtro 85B. Por otro lado, con el fin de obtener diversas texturas en cada una de estas condiciones, se emplearon numerosas emulsiones para cada secuencia (Kodak 5245, 5274 & 5279 de 50, 200 y 500 ASA, así como Fuji 8572 de 500 ASA, ocasionalmente forzada hasta 1000).
Pero además, para breves insertos durante los combates, Lubezki utilizó cámaras DV PAL con el fin de lograr una inmediatez aún mayor, pero sobre todo obtuvo un mayor rendimiento de la cámara Sony CineAlta F-900 para captar los detalles del paisaje urbano durante secuencias como el entramiento nocturno de Alí o para mostrar a éste haciendo el amor con su primera esposa mientras a través de las ventanas se aprecian (y vislumbran) las luces de la ciudad durante la noche.
Por todo ello, “Alí” es una película de texturas y elementos visuales muy diferentes entre sí que únicamente toma una clara uniformidad en cuanto al habitual estilo de cámara del director o a la forma en que se retratan los combates, ya que a pesar del buen aspecto del conjunto y de lo elaborado del acabado visual de cada una de las secuencias, se echa en falta (a pesar de ser una decisión completamente consciente por parte de los cineastas) una progresión dramática en las elecciones de iluminación y de color mientras avanza la narración, a la cual desgraciadamente no aportan mucho más allá de su buen acabado formal convirtiendo el trabajo de Lubezki –que podría haber sido magnífico- en una fotografía que aunque no llega a caer en el esteticismo sí que resulta excesivamente superficial.
Super 35
Nacho Aguilar © zonadvd 2007