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Cuarto trabajo consecutivo de Tom Stern para Clint Eastwood, en un film acerca de los soldados norteamericanos que fueron fotografiados izando la bandera de su país durante la batalla de Iwo Jima. Posteriormente, por acción de la propaganda de los EEUU, vivirán sus días de gloria como héroes de la lucha contra los japoneses en la segunda guerra mundial. Narrada de forma no lineal intercalando las vivencias durante la batalla y las posteriores experiencias de los soldados mientras son agasajados en su vuelta a EEUU, Eastwood añade un tercer nivel narrativo al film con la inclusión de escenas que suceden en la actualidad, por lo que la fotografía de la película tiene tres aspectos muy diferenciados.
En primer lugar, por supuesto, lo más destacable son las escenas que recrean la cruenta batalla en la isla japonesa (rodadas en Islandia, cuya apariencia volcánica es similar a la de Iwo Jima, según los cineastas). En éstas, Stern ejecuta un trabajo muy directo en el que destaca el empleo de la cámara al hombro y de la Steadicam con objetivos gran angular para que el espectador se sienta inmerso en el conflicto bélico. Asimismo, en estas secuencias destaca el hecho de que Stern apueste por un contraste muy alto y negros muy densos (que provocan sombras muy profundas), dotando así al campo de batalla de una apariencia fría y desoladora que es deudora, a partes iguales, del trabajo de Janusz Kaminski [ASC] en Salvar al Soldado Ryan y del de Remi Adefarasin [BSC] en la serie televisiva Hermanos de Sangre.
Por otro lado, la puesta en escena de las escenas que muestran a los soldados tras finalizar su participación en la guerra es mucho más clásica y pausada, mostrando la mayor opulencia de los lugares en los que acontece la historia mediante el empleo de mayores niveles de iluminación y un menor contraste, aunque el efecto intimidador que el gobierno de EEUU produce en los soldados se visualice mediante cegadoras fuentes de luz presentes en pantalla (los flashes de los fotógrafos o las grandes luces de los estadios en los que los soldados son "mostrados"). Y por último, las escenas que transcurren en la actualidad son el típico trabajo de Stern junto a Eastwood (como Million Dollar Baby), ya que todas ellas están iluminadas mediante una única fuente de luz lateral (dura y sin difuminar) que pretende crear el efecto de luz natural que penetra por las ventanas creando un gran contraste entre las zonas de luz y sombra.
Pero si en la película anterior dicho planteamiento cubría las necesidades narrativas de la historia, en Banderas de Nuestros Padres la dureza de esas luces es demasiado llamativa y por ello resulta irreal, forzada y demasiado atmosférica, perdiendo así su justificación dramática. Pero lo peor no es que Stern se haya excedido con su planteamiento, sino que el proceso ENR que ya empleó en el film anterior y en Mystic River para desaturar el color y aumentar el nivel de negros ha sido sustituido por un exageradísimo Digital Intermediate, en parte para acomodar los numerosísimos efectos digitales de Digital Domain. Y el resultado es que mientras la aplicación fotoquímica del ENR otorgaba un aspecto orgánico y vivo, la desaturación digital es demasiado lineal y controlada, al quedar fijo un nivel para cada secuencia y permanecer inalterable y ajeno a las circunstancias particulares de la exposición y positivado de cada toma.
Con ello todo el trabajo de Stern –aunque sobre todo las escenas en Iwo Jima- se vuelve completamente monocromático y plano, con cualquier matiz en su fotografía original sepultado en favor de un aspecto artificial y prediseñado, por lo que a pesar de la inspiración y el aparente parecido con la citada Salvar al Soldado Ryan, el aspecto documental, realista de aquélla (y en comparación artesanal) no puede quedar más alejado ni ser más añorado. Aún con ello, la nitidez de la película continúa siendo muy notable debido al uso del formato panorámico anamórfico, aunque en algunos instantes sean apreciables fuertes viñeteos en la parte superior e inferior del fotograma debido al pobre rendimiento de algunas ópticas.
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por Nacho Aguilar , © zonadvd 2007