El Señor de la Guerra

Primera colaboración del director de fotografía de Dos Policías Rebeldes II junto al director y guionista de Gattaca y S1mone, en una ácida película que sigue los pasos de un contrabandista de armas de origen ruso durante un período de veinte años, en el que tanto su vida como la política mundial sufren importantes cambios. Con este film Andrew Niccol demuestra una madurez autoral y visual superior a la de sus dos trabajos anteriores detrás de las cámaras, empezando por un mayor trabajo en la recreación de épocas y lugares mediante un vistoso diseño de producción que elige localizaciones en Nueva York, la República Checa, Sudáfrica y el interior de los EEUU (Utah) para representar una historia que tiene lugar en países tan diferentes como EEUU, Ucrania, Sierra Leona o Liberia.
 

El trabajo de Mokri es realmente elegante y muestra un uso clásico y sorprendentemente conservador de la cámara teniendo en cuenta sus anteriores trabajos y su procedencia publicitaria, ya que utiliza en muchas ocasiones el encuadre de Scope en su plenitud así como tomas amplias y objetivos tendentes al gran angular para cubrir las acciones que tienen lugar en pantalla, con un curioso y enriquecedor uso del plano medio en sustitución del primer plano, lo que supone una rareza en nuestros das.
 

Sin embargo, lo que más destaca de su fotografía es la evidente influencia de Vittorio Storaro en su filosofía de iluminación, con abundantes luces cálidas a través de las ventanas para iluminar a los personajes o el suave y atractivo relleno lateral que efectúa sobre los actores en los exteriores, que evitan así la subexposición mientras que Mokri obtiene cielos de un gran aspecto y riqueza en las localizaciones.
 

Asimismo, algunas secuencias interiores hacen extensivo uso de iluminación fluorescente sin corregir (de ahí sus tonos azulados o verdosos) mientras que completan el cóctel algunos filtros degradados o ligeros difusores (double-fogs o pro-mists) que limitan el contraste y producen embellecedores halos en torno a las fuentes lumínicas contrastando con la dureza de la textura general del film.
 

Un trabajo muy bueno, muy vistoso y que sirve de gran ayuda al tono narrativo del director del que sin embargo es posible que termine siendo más conocido por su plano-secuencia inicial siguiendo la vida de una bala desde su fabricacin hasta el momento de su uso que por la pericia y el talento desplegado por Mokri en su realización.

por Nacho Aguilar , © zonadvd 2007